El famoso juego tradicional, cuya clave está en la alegre repetición de una misma pregunta, llega a manos de los pequeños lectores, ilustrado por los dulces y luminosos animales de Bernardita Ojeda. Un libro para leer, mirar y cantar, que nos recuerda que los juegos, esos que también jugaron nuestros padres y nuestros abuelos, son la más bonita de las herencias.
Recomendado para 0 a 2 años